28/12/2012. Una vez más,
desgraciadamente, tenemos que volver a concentrarnos en toda España, ante
Parlamentos, sedes de partidos o centros de la muerte para clamar por el
fin de esa legislación inmoral e ilegítima que ha permitido, según los últimos
datos oficiales hechos públicos, que el año pasado 118.359 niños fueran
asesinados en el vientre materno con un incremento anual situado en torno al
4.7% con respecto al año anterior, desmintiendo a quienes afirmaban que
con la nueva ley descendería el número de abortos y pese a que las cifras
son inferiores a la realidad debido al reparto masivo y gratuito de píldoras
abortivas que es otra forma de legalizar el asesinato sin que deje
remordimientos morales. Cifras terroríficas de un negocio inmoral cuya
geografía crece territorialmente tanto con los gobiernos
populares como con los gobiernos socialistas.
Lo hacemos un 28 de Diciembre,
recordando aquella otra legislación inicua que permitió, por mero interés
político, al servicio del deseo bastardo de mantenerse en el poder a cualquier
precio, el asesinato masivo de inocentes en los tiempos de Jesús, reclamando,
al mismo tiempo, que este día sea proclamado oficialmente, tanto a nivel
nacional como autonómico y municipal, como Día del Concebido y aún no nacido.
Un Día al año para que los españoles sean conscientes de esa monstruosidad
oculta bajo la cobardía de unas siglas, IVE, que son el último escalón para
hacer invisible socialmente ese asesinato legalizado que es el aborto.
Comparecemos para ello, ante
la opinión pública, en una Coordinadora por la Vida que deberá
continuar realizando acciones conjuntas, mediante la presión a los políticos y
la concienciación de los ciudadanos, formada por partidos y asociaciones,
organizaciones de la sociedad civil, compuesta por hombres y mujeres que en
toda España, con la letra menuda, día a día, trabajan para que el Derecho
a Vivir, erradicado en nuestra nación por decisión política y sostenido por el
duopolio que forman el Partido Popular y el PSOE, se transforme en una realidad y
no sea uno más de esos derechos irreales proclamados en pomposas declaraciones
y vulnerados sistemáticamente por el poder político.
Coordinadora de hombres y mujeres
como los que cada día veinticinco se reúnen a las puertas de los centros de la
muerte para rezar por aquellos que no han podido ver la luz; hombres y mujeres
como los que con un enorme sacrificio personal, azotados por la incomprensión,
informan a las mujeres que acuden, muchas veces por desesperación, por
insolidaridad, por falta de apoyos sociales, vencidas por situaciones extremas,
de que aún en el último instante pueden dar una oportunidad a la vida,
rescatando así a estas víctimas inocentes, que son los niños aún no nacidos, de
una muerte segura.
Estamos aquí porque, a pesar del
signo de los tiempos, seguimos creyendo que el Derecho a la Vida es el
derecho primigenio del hombre y por el que empieza el respeto a su dignidad.
Nos reunimos aquí para afirmar
que el Derecho a Vivir es un absoluto, que no existe un aborto bueno y un
aborto malo, que no se puede afirmar que se defiende la Vida y al mismo tiempo
ser partidario o mantener legislaciones que permiten el aborto según qué
supuestos;porque cuando se trata de defender la Vida no cabe practicar reserva
mental alguna, ni buscar argumentos leguleyos o aplicar, para acallar la
conciencia, una cómoda moral situacional. Ni es posible afirmar, como hace el
gobierno, que se puede defender la Vida, defender los derechos del no nacido y
no reconocer el aborto como un derecho mientras existan leyes que permiten
asesinar a un niño en el vientre materno.
Los que hemos salido a la calle,
una y otra vez, de forma masiva o minoritaria, lo que proclamamos es que no
queremos ni “Ley Aído”, ni “Ley Gallardón”, ni leyes como la socialista de 1985
y hoy asumida como propia por el Partido Popular, que según nos indica el
actual presidente del gobierno debe ser aceptada porque existe consenso
político sobre la misma y es constitucional. Lo que queremos poner de
manifiesto es que no admitimos leyes abortistas, que nos da igual que
sean populares o socialistas las que las hagan o las mantengan; que lo que
pedimos, lo que reclamamos y por lo que luchamos es por la prohibición absoluta
del aborto en España. Porque el aborto, por encima de lo que afirmen las leyes, por
muchas sentencias leguleyas del Tribunal Constitucional que se acumulen, no
es un derecho, es sencillamente un crimen.
Nosotros también formamos parte
de la España indignada; nos sublevamos y nos revelamos ante la pasividad
con la que se miran las cifras del asesinato de inocentes, como si estas vidas,
despreciadas socialmente, no tuvieran valor alguno. Nosotros somos parte de la
España rebelde ante ese pretendido consenso social que favorece la expansión de
una cultura de la muerte a la que es preciso combatir.
En estas fechas del 28 de
Diciembre, de una forma o de otra, todos, hace un año, pedíamos a este
gobierno que acumula el mayor poder político y territorial de la democracia,
que diera un paso adelante, que frente a la tolerancia pasiva o a la
legislación activa a favor de la “cultura de la muerte”, diera una oportunidad
a la “cultura de la vida”; que iniciara la necesaria regeneración y se pusiera
fin al aborto en España. Ha sido como llamar a la puerta de quien para no oír
ni a los ciudadanos ni a su conciencia sube los decibelios de la televisión
para no escuchar la llamada. Un año después, pese a la inmensa
capacidad de acción que otorga una mayoría absoluta sin precedentes, ni
una sola medida a favor de la vida ha sido adoptada por el gobierno y, mientras los
vientos dela crisis hundían las ayudas a la maternidad pero se
mantenían intactos los convenios económicos con las clínicas abortistas, ni tan
siquiera ha tenido el valor político de derogar, tal y como prometió, algunos
aspectos de la llamada Ley Aido.
Queremos hoy aquí, en este
día de lucha por la Vida, denunciar públicamente el enorme negocio que
supone el aborto en España; denunciar a quienes se están lucrando con la muerte
y romper la invisibilidad social que merced al vil metal disfraza su faz
execrable con el éxito económico y la consiguiente honorabilidad pública.
Queremos pedir a los políticos
que se declaran católicos, que forman parte de organizaciones católicas,
que están en los Parlamentos y en los Ayuntamientos, coherencia con sus
creencias; que dejen de estar encadenados al miedo a perder el escaño y el beneficio,
porque si renuncian a sus planteamientos, a su visión del hombre y del
mundo, como hasta hoy han renunciado, amparándose en una moral restrictiva
y situacional, autoengañándose y autojustificándose, ante algo tan simple como
dar un Sí a la Vida y un No al aborto -a cualquier tipo de aborto- estarán
renunciando a defender el primer derecho del hombre y acabarán vulnerando, si
fuera necesario, todos los demás.
Somos conscientes de que el
problema, el mal, no está sólo en la existencia de la legislación abortista. Asumimos
que la prohibición no implica su desaparición, entre otras razones porque el
veneno se ha infiltrado en la sociedad y alentada por el poderoso lobby
abortista, por quienes niegan la trascendencia del hombre, existe una porción
importante de la opinión pública, especialmente entre sectores jóvenes, que,
por desinformación o por egoísmo, asume la idea de que el aborto no es más que
un método anticonceptivo más, porque no reconocen la existencia de la vida
desde el momento de la concepción.
Desde aquí, en este 28 de
Diciembre, Día del Concebido y aún no nacido, queremos pedir a las
administraciones públicas un compromiso activo con la Vida; el desarrollo de
campañas institucionales y educativas, especialmente dirigidas a los jóvenes,
que pongan de manifiesto la realidad y la crueldad del aborto.
Somos conscientes de la difícil
situación económica que nos atenaza, pero precisamente por ello
consideramos necesaria la habilitación de partidas presupuestarias, tanto
a nivel autonómico como local, para impulsar la natalidad, para dar
posibilidades reales a la vida, porque también así se lucha contra la crisis invirtiendo
en nuestro futuro como sociedad.
¡Ojalá la vida pública de esta
Coordinadora fuera corta! ¡Ojalá, dentro de unos meses tuviéramos que anunciar
que, tras la prohibición definitiva del aborto en España, nuestra labor en este
campo se consideraba concluida! ¡Ojalá las organizaciones civiles que luchan
por la Vida tuvieran que trabajar sólo para ayudar a las madres y solventar
situaciones extremas! ¡Ojalá no tuviéramos que seguir saliendo a la calle para
defender el Derecho a Vivir desde el momento de la concepción hasta su fin
natural!
Mientras aguardamos, sin
desfallecer, continuaremos presionando y, sobre todo, rezando por el alma
de aquellos que merced a las leyes humanas no pudieron ver la luz.
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